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A tan sólo hora y media de Medellín se encuentra un lugar que guarda todo el encanto del Mediterráneo europeo: un viñedo mágico enclavado en el majestuoso cañón del río Cauca del occidente antioqueño, en donde, a pesar de las opiniones de los más avezados expertos, las vides europeas se sienten tan a gusto como en su tierra natal. Desde el mismo instante en que el afortunado huésped pisa Viña Sicilia se transporta a otro mundo. Al fondo se escuchan los murmullos apacibles del río Cauca que en cualquier momento el viajero puede contemplar desde terrazas de madera y balaustre blanco. El cañón del río Cauca impacta desde la primera divisa, esas montañas sagradas y áridas conducen al río en serpentinas de playas vírgenes y pedregosas en donde a través de los milenios se han ido acumulando aluviones valiosos y complejos de los cuales las vides extraen la esencia para producir frutos únicos.
Viña Sicilia es como un pedacito de cielo en la tierra, un lugar realmente bello en donde se pueden hacer recorridos guiados por entre las vides con un paisaje de fondo sublime, en los cuales el huésped escucha la historia del Viñedo enmarcado por la Virgen de la Carrocilla o patrona de los viñedos. Viña Sicilia un sitio digno de conocer y que ha sido declarado patrimonio del Departamento de Antioquia.
En la década de los 80, el abogado estadounidense nacido en Baltimore, Robert McDowell Parker, produjo un exceso de sensacionalismo en el mundo del vino con el diseño de una escala de juzgamiento de entre 50 y 100 puntos con la cual se pretendía catalogar la calidad de los vinos. Fue así como se convirtió en uno de los críticos de vino más influyentes del planeta. De tal modo que si a Parker le gustaba un vino, éste recibía una alta calificación y el vino se vendía, los precios subían y la gente ganaba dinero. Wine Advocate , la revista de Parker, se convirtió en lectura obligada por la gente amante del vino en todo el mundo y de su primera edición que constaba de unos pocos ejemplares de distribución gratuita rapidamente alcanzó miles de suscriptores en las ediciones sucesivas.
Pero el sistema del señor Parker, conocido también como la parkerización del vino, y que tuvo fuerte influencia sobre los pocos periodistas colombianos que han escrito sobre el tema, padecía de un serio déficit: las etiquetas de los vinos eran visibles a los ojos de Parker, por lo tanto Parker sabía de qué vino se trataba y de dónde provenía el vino. Además era sólo UNA persona la que de forma indiscriminada catalogaba si un vino era bueno o malo. Y este juego a la Parker facilitó un fin monetario de oscuras pretensiones… Muchas bodegas del mundo se prestaron para caerle simplemente bien a Parker y se olvidaron del vino, de la tierra, de su historia y de su alma.
No obstante, la evolución universal del vino llegó a la conclusión que la verdadera opinión sobre la calidad de un vino la da la cata a ciegas. En 1996 se crea la Asociación Mundial de Periodistas y Escritores de Vinos y Licores ( WAWWJ, por sus siglas en inglés ) a la cabeza de Bruce Galphin, Jerry Mead y Raul Castellani. Es entonces cuando surgen los concursos de vinos avalados por la OIV (organización mundial de la vid y el vino ) en donde periódicamente expertos provenientes de países de los 5 continentes evalúan de forma sana e idónea y en catas a CIEGAS los vinos que provienen de todos los confines del planeta. En estos concursos nadie sabe de dónde proviene el vino y los vinos compiten de tú a tú. Se juzga el vino sólo por su calidad.
Pareciera ilógico pensar que ,de acuerdo a las obsoletas teorías de las franjas vitícolas, países como Colombia pretendieran irrumpir en la escena mundial del vino. “Colombia no es tierra para vinos”, es el comentario nefasto e infundado que ha circulado siempre en el ambiente. Pero la realidad es otra , la demostración plausible del cambio de los tiempos: Colombia, a través de una Viña Antioqueña (VIÑA SICILIA) ubicada en el municipio de Olaya, entró al protagonismo mundial del vino: 12 premios internacionales en países como Argentina, USA e Israel, ganados en los últimos 19 meses y compitiendo contra los mejores vinos del mundo, hacen trizas el concepto adocenado que Colombia no es tierra para vinos.
En prestigiosos concursos internacionales de vinos como Finger Lakes International Wine Competition (2015 y 2016), Vinus (2014 y 2015), Mediterranean Wine Challenge (2014 y 2015) , La Mujer Elige (2014) y recientemente Taster Guild International Wine Competition (2016), el nombre de Colombia ha quedado plasmado en la élite de los vinos: 3 medallas de Oro, 7 medallas de Plata y 2 medallas de Bronce confirman lo que No es fruto de la casualidad. En el escalafón de la Asociación Mundial de Periodistas y Escritores de Vinos y Licores aparece Viña Sicilia, por segundo año consecutivo, como el mejor viñedo de Colombia y en la clasificación del mismo organismo mundial aparecen 4 vinos colombianos todos producidos por Viña Sicilia (Vino Bianco cosechas 2013 y 2014, Vino Nero D´Avola cosecha 2014 y Vino Malbec Rosé cosecha 2014).
Los premios ganados por la viña antioqueña han sido la suma del esfuerzo y del trabajo metódico e incansable, son el fruto de una tierra pródiga y noble que emerge, para sorpresa de muchos, con vinos que comienzan a escribir la historia del siglo XXI.
Escápate con la Toya Montoya a la primera y única viña en Antioquia, donde podrás conocer más de nuestra historia y deléitate con este lugar que promete atraparte con su arquitectura colonial, sus servicios de lujo y encantadores atractivos.
En Viña Sicilia se encuentra la Virgen de la Carrocilla, patrona de los viñedos. Cuenta la historia que corría el año de 1250, en un camino de Estadillo, pueblito enclavado en las montañas de la provincia de Huesca, Aragón, España cuando se iba el sol dos carboneros volvían a su casa con la carreta repleta de leña. Muy pronto sus fuerzas les abandonaron y la carreta no quiso seguir más. En ese momento se les presentó la Virgen con el niño Jesús en un brazo y un racimo de uvas en su mano derecha. Los carboneros emocionados rezaron y agradecieron por la aparición. La fé creció y el lugar se convirtió en sitio sagrado. Desde entonces la Virgen de la carrocilla se convirtió en la Virgen de los viticultores, quienes elevan sus ruegos silenciosos con devoción y esperanza:
Virgen de la carrocilla, patrona de los viñedos.
Esperanza de los hijos que han nacido junto al cerro.
Los que han hundido el arado y han cultivado el suelo.
Te pido que los ampares, patrona de los viñedos.
En las viñas de mi tierra hay un recuerdo querido.
En cada hilera un amor, en cada surco un suspiro.
En cada hoja una esperanza.
Y la esperanza en racimos.
Virgen de la carrocilla.
Es todo lo que pedimos.
Ten piedad de aquellos hijos
Que le han clamado a tu cielo.
Haz que a ellos se le cumplan
Sus más queridos anhelos.
Para ti van esos cantos.
Para ti van esos ruegos.
Virgen de la carrocilla.
Patrona de los viñedos.
Es difícil para los expertos llegar a creer que en una zona de la geografía antioqueña existe un terroir en el que la vid se siente tan a gusto o mejor que en el mediterráneo europeo: Viña Sicilia un sitio privilegiado en donde la luminosidad intensa, los suelos francoarenosos de origen aluvial, la amplitud térmica marcada, la baja humedad relativa, la baja pluviometría y el fenómeno del segundo sol manifestado por el espejo del río Cauca inducen a un fenómeno de frutos extraordinarios, uvas repletas de azúcares y polifenoles de gran valor.
Viña Sicilia se encuentra enclavada en un cañón que forma el río Cauca en el occidente antioqueño a sólo 75 kilómetros de Medellín. Es una de las zonas más luminosas que tiene Colombia y a pesar de ser un lugar de calores intensos durante el día, las noches son frescas y apacibles ya que la brisa del Cauca y el frío que sopla el páramo de Belmira, la reserva natural más grande que tiene el departamento, inundan el cañón de temperaturas opuestas.
Dos cosechas anuales que coinciden con las dos estaciones secas del año. Se vendimia en febrero- marzo y agosto- septiembre coincidiendo con la vendimia europea y la vendimia del sur del continente americano. Las estaciones secas en Viña Sicilia son inclementes, a veces enmarcadas por períodos de 100 días en donde no cae una sola gota de agua. Por ello los refractómetros se disparan, la alta concentración de azúcares de las uvas deja atrás las teorías de que en países como Colombia habría que chaptalizar los mostos ( agregarles azúcar de caña o remolacha ) para lograr vinos con algún potencial alcohólico.
En Viña Sicilia variedades francesas como la Malbec y el Syrah o variedades italianas como el Nero D´Avola, el Grillo o el Catarratto crecen felices y producen frutos que cualquier viticultor francés o italiano envidiaría. Y es una realidad que no se podría ocultar por más que los más empecinados tradicionalistas así lo quisieran.
Los vinos de Viña Sicilia son el reflejo de lo que debe ser un terroir del siglo XXI : tierras vírgenes y sagradas, de condiciones climáticas intensas no pertenecientes a ningún país de tradición vitivinícola, que aporten al vino elementos nuevos , desconocidos , ensoñadores, que despierten de nuevo la mística y la relación divina entre el hombre y la vid.
Viene un largo camino por recorrer, entrar en la feria mundial del vino con etiquetas a ciegas que venzan los prejuicios y burlen los ojos inquisitivos de aquellos que aún piensan que la nieve es la clave para la buena uva sin darse cuenta que la buena uva la produce el sol.
Carlos Bravo- Fundador Viña sicilia